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1.3.6 Ahorrar

Jean Baptiste Say colma con la ley de Say una laguna en el sistema clásico y neo-clásico que de hecho no hacía falta colmar, porque ya la teoría de base es errónea. En la teoría clásica no puede haber una sub-demanda por varias razones. Primero porque de cualquier forma tenemos un mercado de la oferta, la oferta no basta para satisfacer la demanda, o sea cualquier oferta se podrá vender, vea relevancia de la demanda para el valor de una mercancía y segundo el ahorro y la inversión será igualado por el tipo de interés. Say argumenta, vea abajo, de manera un poco distinta. La argumentación no está completamente errónea, pero no resuelve el problema con la posible sub-demanda (y el paro que de ella deriva).

La ley de Say significa que cada uno solo trabaja en la medida que quiere consumir o ahorrar / invertir. Como cada uno solo produce la cesta, evaluado monetariamente, que quiere comprar, prestar a otro y invertir el mismo, no puede haber una sub-demanda. Si cada uno produce un valor que corresponde a su consumo o ahorro / inversión, una sub-demanda es imposible. Como suele ocurrir muy a menudo este concepto, que encontramos hoy en día en cualquier libro de texto sobre economía, es en la obra original nada más que una anotación. Hemos visto este fenómeno ya cuando hablamos de los costes comparativos de David Ricardo, de la mano invisible de Adam Smith y lo veremos al hablar de la creatividad destructora de Joseph Schumpeter.

Es un hecho curioso que muy a menudo no hay debate ninguno y una opinión contraria es simplemente ignorado. David Ricardo por ejemplo conoció Jean Baptiste Say, personalmente como sus libros, pero no discute los conceptos de Jean Baptiste Say, ni el concepto en cuanto al ahorro se refiere, ni el concepto del precio determinado también por el valor. En cuanto al ahorro se refiere hay 4 diferencias entre Jean Baptiste Say y David Ricardo.

  1. Jean Baptiste Say habla, al menos en la mayoría de las veces, de ahorrar, David Ricardo de acumulación. Esto no es 100 por ciento lo mismo. La acumulación contiene más que ahorrar la idea de que algo va acumulado. Sobre todo en el concepto de David Ricardo no hay la idea de que acumulación depende del ahorro. El ahorro contiene la idea de no consumir y el tipo de interés decide si los ingresos son consumidos o invertidos en algo. Pero la acumulación ricardiana es otro mecanismo. Los trabajadores consumen todo lo que reciben, dado que no les queda otra cosa que hacer, porque solo ganan lo justo para sobrevivir y los capitalistas inviertan la plusvalía, independientemente de cualquier tipo de interés.
  2. En el concepto de David Ricardo el "ahorro" deriva únicamente del trabajo. En el concepto de Jean Baptiste Say, más realista, el ahorro puede derivar de cualquier tipo de ingresos.
  3. La idea de que el ahorro equivale a la inversión, ex ante, ya la encontramos en la obra de Say. De hecho el ahorro depende de los ingresos y el tipo de interés se forma en el mercado del dinero y por lo tanto el tipo de interés no puede igualar la inversión y el ahorro. Vamos a volver sobre el tema al hablar de la teoría keynesiana.
  4. En el concepto de Jean Baptiste Say las tasas de provecho bajan, si hay mucho capital, y por capital entiende capital en su forma más líquida, o sea dinero. En el concepto de David Ricardo bajan, porque una parte cada vez más grande va a la renta.

Si les profits des capitaux baissent à mesure qu'ils deviennent plus abondants, on peut se demander si, dans un pays éminemment industrieux et économe, les capitaux pourraient se multiplier au point que leurs profits se réduisissent à rien. Il est difficile de croire ce cas possible ; car plus les profits capitaux diminuent, et plus diminuent aussi les motifs qui portent les hommes à l'épargne. Il est évident que l'homme qui pourrait épargner une somme sur ses revenus la dépensera, si cette somme devient incapable d'être employée avec profit ; car après tout elle renferme en elle une source de jouissances, et il y a des jouissances inépuisables, comme celles qui prennent leur source dans des actes de bienfaisance et de munificence publiques. C'est aussi dans les pays industrieux et économes que de tels actes sont les plus fréquents. Si los provecho del capital bajan cuando este aumenta, uno podría preguntarse si en un país industrializado y desarrollado es posible que los provechos pueden ser cero. Esto es difícil de imaginarse, dado que en la medida que los provechos sobre el capital bajan, tanto baja también la inclinación de la gente a ahorrar. Es obvio que un hombre que puede ahorrar una determinada suma, gastaría esta suma si esta suma no se puede invertir de manera rentable, porque este dinero siempre es una fuente de placer que no se agotará nunca al igual que las obras benéficas y donaciones para el bien público. Es por esto que estas son más grandes en países económicamente desarrolladas.

El concepto erróneo sobre el ahorro es el concepto más devastador de la economía. Jean Baptiste Say mira el problema desde una perspectiva desde la cual no se puede mirarlo. Nombrar todos los errores que contiene este pequeño párrafo es casi imposible. Lo haremos en detalle en el capítulo sobre Keynes. En la concepción de Say, para alegar un punto crítico, la gente sigue trabajando si quieren ahorrar una determinada suma y la suma que quieren ahorrar depende del tipo de interés. De hecho, como el mismo lo admite, los ingresos dependen en gran parte de casualidades, sobre todo los provechos tirados del capital. Pero si los ingresos, y con ellos el ahorro, no son previsibles, entonces tampoco es posible de ahorrar en dependencia del tipo de interés.

Se puede argumentar todavía de manera más simple, a pesar de que aceptamos que esta argumentación solo vale bajo las condiciones institucionales de hoy en día. Son los bancos centrales que fija el tipo de interés y estos pueden producir tanto dinero que les parece adecuado. No necesitan ahorro alguno.

Las nociones ahorrar y acumular los utiliza casi de la misma manera, a pesar de que, vea arriba, hay una diferencia, por lo menos si comparamos sus ideas con las ideas de David Ricardo.

Les capitaux de cette sorte se forment, comme tous les autres sans exception, par l'accumulation d'une partie des produits annuels. Il n'y a pas d'autre manière d'avoir des capitaux que de les accumuler soi-même, ou de les tenir de quelqu'un qui les a accumulés. Este tipo de capital, como cualquier otro, se obtiene acumulando una parte del producto anual. No hay otra posibilidad de formar capital que acumulándolo o obtenerlo de alguien que ya lo ha acumulado.

Jean Baptiste Say, Traité d’économie politique II, Chapitre XIII, Des produits immatériels, ou des valeurs qui sont consommées au moment de leur production

Ahora confunde dos cosas. Que uno se hace más rico si ahorra una parte de lo que ha ganado o si lo invierte de manera productiva y no lo consume es una cosa. Esto por lo menos vale si no lo hacen todos. Si lo hacen todos dentro, en ausencia de un avance tecnológico, la rentabilidad baja porque la oferta aumentada podrá ser absorbida a precios más bajos o la economía se encuentra en poco tiempo en una situación de subempleo. Pero a partir del momento que habla de créditos, "...ou de les tenir de quelqu'un qui les a accumulés...", la cosa se complica un poco más todavía, porque para un crédito no hace falta en absoluto que alguien lo haya acumulado antes, vea también balanza de pagos.

El crédito lo puede generar el sistema bancario sin que haga falta que alguien acumule dinero, vea tipo de interés. El banco central puede producir crédito en cualquier cantidad. En una situación de subempleo, la situación normal, lo va a hacer y esto no es ningún problema si la inversión es lo suficientemente rentable para eliminar el dinero generado al otorgar el crédito. Una falta de crédito simplemente no existe. Lo que sí existe es una falta de ideas.

El problema actual es completamente distinto. Los bancos tienen unos determinados coste que tienen que cubrir y estos viven, simplificamos, de prestarse dinero del banco del banco central a un tipo de interés bajo y otorgar créditos a sus clientes a un interés alto. Si ahora el volumen de los créditos baja, no son, o solo en menor grado, capaces de pasar las ventajas de una política monetaria floja, el banco central mantiene el tipo de interés bajo, a sus clientes. Por esta y otras razones puede ocurrir que los bancos pueden prestarse dinero a tipos de intereses muy bajos, pero los tipos de intereses que tienen que pagar los clientes quedan igual de altos.

Tan erróneo como el párrafo de arriba es este.

Tout entrepreneur d'industrie, faisant lui-même travailler son capital, trouve avec facilité les moyens d'occuper productivement ses épargnes. S'il est cultivateur, il achète des portions de terre, ou augmente par des bonifications le pouvoir productif de celles qu'il a. S'il est négociant, il achète et revend une plus grande masse de marchandises. Les capitalistes ont à peu près les mêmes moyens ; ils augmentent de tout le montant de leurs épargnes leur capital déjà placé, ou bien ils cherchent de nouveaux placements, pour eux d'autant plus faciles à trouver que, connus pour avoir des fonds à placer, ils reçoivent plus que d'autres des propositions pour l'emploi de leurs épargnes. Mais les propriétaires de terres affermées, et les personnes qui vivent de leurs rentes ou du salaire de leur main-d'oeuvre, n'ont pas la même facilité, et ne peuvent placer utilement un capital qu'autant qu'il se monte à une certaine somme. Beaucoup d'épargnes sont, par cette raison, consommées improductivement, qui auraient pu être consommées reproductivement, et grossir les capitaux particuliers, et par conséquent la somme du capital national. Les caisses et les associations qui se chargent de recevoir, de réunir et de faire valoir les petites épargnes des particuliers sont en conséquence (toutes les fois qu'elles offrent une sûreté parfaite) très favorables à la multiplication des capitaux. Cualquier empresario que hace trabajar su capital para él encuentra con facilidad posibilidades de utilizar sus ahorros de manera productiva. Si es agricultor, compra más tierra o aumenta el rendimiento de su tierra mejorándola. Si es un comerciante, compra una cantidad más grande de mercancías. Los capitalistas tienen más o menos las mismas posibilidades. Aumentan su capital proporcionalmente a sus ahorros o buscan nuevas inversiones, lo que les resulta bastante fácil, porque todo el mundo sabe que quieren invertir dinero y por esto se les propone más posibilidades de invertir su dinero que a otra gente. Los terratenientes de otra parte solo dejan su tierra a otros y la gente que vive de sus rentas o del trabajo de sus manos no tienen estas posibilidades y no pueden por lo tanto, a no ser que se trate de una gran suma de capital, no pueden invertir sus ahorros tan fácilmente. De esta manera muchos ahorros, que se habría podido utilizar de manera productiva, aumentando tanto el capital de las personas como el de la economía en su conjunto, son consumidos de manera improductiva. Los bancos y otras asociaciones cuyo fin es recaudar, acaudalar y utilizar de manera rentable estos ahorros de los particulares son por lo tanto (siempre y cuando tan garantías perfectas) muy favorables a la multiplicación de los capitales.

Jean Baptiste Say, Traité d’économie politique II, Chapitre XIII, Des produits immatériels, ou des valeurs qui sont consommées au moment de leur production

Aquí se equivoca totalmente. Los particulares al igual que los recaudadores de fondos tienen problemas enormes a invertir el dinero recaudado de manera rentable, vea El supervisor de seguros advierte del riesgo por los bajos tipos de interés. En estos momentos, seguimos en el año 2013, los recaudadores de fondos, bancos y seguros, echan la culpa de sus problemas al Banco Central Europea, lo que es erróneo. El ahorrador no tiene ningún derecho natural a ser pagado por sus sacrificios. Un persona que llena su tina con agua tampoco puede exigir de poder vender agua. Algo que no es escaso, no tiene un precio y dinero no es escaso. Se lo puede imprimir en cualquier cantidad.

El problema de los recaudadores de fondo es este. Se puede invertir dinero para financiar un mero crecimiento cuantitativo, pero entonces los tipos de intereses tienen que bajar y a lo mejor tendrían que los bancos tienen que reducir los gastos de su administración como sus expectativas de ganancias.

Si suponemos que hay una relación estable entre trabajo / plantas industriales en una mera aumentación cuantitativa de la producción es difícil de ver porque la teoría keynesiana, bajar el tipo de interés a un nivel suficiente para llegar al empleo pleno, no debería funcionar. Las plantas existentes tienen una determinada rentabilidad, que va a bajar con el tiempo, dado que cada generación es más productiva que la anterior. Aparte de que es difícil de ver, si no hay pleno empleo y lo que llama Keynes "embotellamientos", pleno empleo en alguno sectores centrales de la economía, porque el tipo de interés debería tener un nivel más alto de aquel propuesto por Keynes, un mero crecimiento cuantitativo exige un reducción del tipo de interés. La lógica que se encuentra en los libros de texto de economía, que el trabajo será sustituido por el capital si este último es demasiado caro, no pega si se puede aumentar la producción hasta que el capital, de hecho dinero, no cuesta nada y se expande la producción hasta llegar a un punto que el trabajo no puede ser sustituido por el capital por razones tecnológicos.

Pero si de cualquier forma se quiere mantener el tipo de interés a un nivel por encima de lo propuesto por Keynes, a pesar de que no tiene mucho sentido, se necesita un progreso tecnológico y innovaciones. El problema que entonces surge es que cuesta mucho a los recaudadores de fondos de identificar innovaciones rentables y encima es arriesgado y por lo tanto prefieren de mantener su dinero de la forma más líquida posible, o sea en efectos comercializados en la bolsa. Podrían por ejemplo invertir su dinero construyendo un canal a través de Nicaragua para llegar del Atlántico al Pacífico, vea El Canal de Nicaragua, un sueño de 500 años que pronto se puede concretar, pero entonces el capital sería invertido de manera completamente líquido y por lo tanto arriesgado.

La economía clásica se equivoca por lo tanto dos veces. El primer error consiste en el concepto del ahorro. En una situación de subempleo da perfectamente igual si alguien "ahorro" dinero o si el sistema bancario lo genera. De hecho la situación es incluso un poco más complejo, en la actualidad, seguimos en el año 2013. Puede ocurrir que los "ahorradores" son "expropiados por los bancos centrales si estos hacen una política monetaria expansiva. Es segundo error es la supuesta facilidad para encontrar inversiones rentables. El ahorrador y los recaudadores de fondo quieren tipos de intereses altos y poco riesgo y los inversores quieren el contrario con el resultado que en tiempos de inseguridad nadie invierte.

El hecho que momentáneamente los tipos de intereses bajos de los bancos centrales, seguimos en el año 2013, que permiten a los bancos centrales de prestarse dinero casi a un coste cero, no tiene efecto alguno, a parte de alimentar burbujas en la bolsa, hace pensar a mucho gente que se trata de un liquidity trap, o sea de una situación, en la cual la inseguridad es tan grande, que nadie invierte, ni siquiera un tipo de interés de cero. Podemos dejar al lado la cuestión si una situación así puede producirse, porque de un liquidy trap solo podemos hablar, si los tipos de intereses que tienen que pagar las EMPRESAS son bajos, pero esto no es el caso. Los bancos privados no pasan los tipos de intereses bajos de los bancos centrales a sus clientes.

Lo sorprendente es que ahora, en contradicción con lo que había escrito antes, la demanda por un producto no juega ningún papel. Si un comerciante tiene dos veces más de capital, puede doblar el volumen de venta. Es una tesis que rechaza Keynes. Un ahorro, visto de manera aislada, es un reducción de la demanda, dado que nadie va a invertir en bienes de capital si la demanda baja. Pero si hay demanda por un producto, ¿por qué el comerciante no va prestarse el dinero del banco y este se lo presta del banco central? Incluso se podría hacer otra cosa. El productor deja sus mercancías al detallista y él los vende y una vez vendidos, le paga. Esto es de hecho lo que pasa todos los días y así funcionó también en parte en tiempos de Jean Baptiste Say. El productor da un crédito de suministrador al detallista, de, digamos, dos semanas y el detallista le paga una vez vendida parte de los productos. Para esto ni siquiera se necesita un crédito y mucho menos "ahorro". La infos24 GmbH por ejemplo, la empresa que hace este manual, vende libros. Estos libros los hacemos imprimir y los pagamos tres semanas más tarde, cuando ya hemos vendido una parte de los libros. La imprenta a su vez está muy contenta con este sistema y si podríamos vender más, imprimirían más libros.

Si los recaudadores de fondos son una invención tan ingeniosa y beneficiosa lo vamos a ver en los años a venir. Es de suponer que por lo menos los meros recaudadores de fondos, los seguros, serán un gran problema en el futuro. Su modelo de negocio está basado en la escases del dinero, porque solo si el dinero es escaso, alguien les va a pagar un tipo de interés por ello. El problema es, que el dinero no es escaso. Es de suponer que los problemas que tienen actualmente se van a agravar.

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Anotaciones:

ES        DE

 

El potencial de crear créditos no depende del ahorro, ni en una situación de subempleo, ni en una situación de empleo perfecto. "Ahorro" se puede interpretar solamente en relación de procesos económicos reales. En este sentido "ahorrar" significa producir bienes de capital en vez de bienes de consumo. Este es relevante en una situación de pleno empleo, cuando es necesario de reducir la producción de bienes de consumo en favor de bienes de capital. En una situación de subempleo es irrelevante, porque se puede producir bienes de consumo y bienes de capital.

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