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1.2.3 El Público Fascinado y Fascinante de la Economía

Como ya lo hemos insinuado varias veces. El autor no cree que las diferencias entre los distintos países son tan enormes como se suele creer normalmente y el impacto que tiene el Internet será más o menos el mismo en todos los países. Los paladines de la sabiduría, los medios de comunicación de masas, las universidades y la política pierden, por distintas razones, el control.

Los medios de comunicación, sobre todo los periódicos, pierden importancia porque la oferta de periódicos en la red es infinita. Si antes dominaban en una región uno o dos periódicos, hoy hay centenares de periódicos en cualquier sitio. Pero la situación de los periódicos es, por otras razones, más crítica todavía. Pierden los anuncios, sean puestos de trabajo, inmobiliaria, coches, segunda mano etc. ante páginas web especializadas. Para el contenido basura, o sea noticias prefabricadas por las agencias de noticias internacionales nadie paga. Por otro lado la investigación es cara y es difícil de financiarla a través de la red. Con los ingresos pierden igualmente su influencia. La investigación, bajo investigación entendemos en este contexto sacar a la luz del día cosas que alguna gente no quiere que sean reveladas, es difícilmente financiable a través de la red. Los periódicos tratan de resolver el problema produciendo contenidos, sobre todo vídeos, que pueden ser producidos a bajos costos lo que a largo plazo no va ser rentable tampoco. La única solución es una mezcla entre contenido valioso y eternamente interesante y la producción de contenido individual, o sea contenido que se basa en una investigación.

El caso de la tele no es tan dramático. En parte porque en muchos países, como por ejemplo en Alemania, es financiado por tasas obligatorias, por otra parte aunque emiten la misma basura que los periódicos la gente lo sigue viendo mientras come, hace la siesta o plancha la ropa. Condiciones ideales para la publicidad. Lo mismo vale para la radio. Sin embargo la gente aprenderá a largo plazo que las informaciones interesantes y relevantes las produce, emite, evalúa y almacena el Internet

En teoría los economistas podrían desempeñar un papel en este proceso de transformación. Incluso debería ser de su propio interés el acelerar este proceso porque un economista depende de datos. Muy a menudo una situación es difícil de evaluar no porque presenta un problema a nivel teórico, sino porque se desconocen los hechos. Para dar un ejemplo. El efecto de los aranceles no presenta un problema a nivel teórico, esto ya está claro desde el año 1776, año en el que apareció Weatlth of Nations de Adam Smith. Pero hacerse una idea general sobre cuantos aranceles hay, sobre qué productos, el importe total de estos aranceles, quién los paga y quién los disfruta requiere datos precisos que en general no son accesibles. Para formarse una opinión sobre el presupuesto estatal, si había fraude o malversación, si el dinero fue gastado de manera eficaz se deberían de conocer las cifras y saber detalladamente cómo fue utilizado. Debería ser posible poder controlar todo el flujo del dinero lo que en general no es posible a pesar de que la presión sobre la política para publicar estos datos es cada vez más fuerte.

El autor tampoco tiene que tener unos conocimientos detallados sobre el Perú, Chile o Nicaragua para decir que la burocracia se va a oponer contra la publicidad de estos datos. El neo-liberalismo, o sea Milton Friedman o Friedrich Hayek no aportó mucho a la teoría económica, de hecho no es nada más que una versión radicalizada de la economía clásica y neoclásica, pero no se puede negar que las burocracias nunca son los servidores humildes del estado. Tienen y defienden sus intereses propios.

Hasta ahora solo hemos hablado de la oferta de informaciones que se va a mejorar en los años que vienen por el mero hecho de que los medios de comunicación tradicionales no tienen un concepto económico que pueda resistir al Internet.

No hemos hablado todavía de la demanda de informaciones. Una democracia también puede fallar porque la demanda por informaciones no basta. Si la gente compra en las elecciones eslóganes publicitarios y personas con pinta simpática en vez de propuestas racionales y controlables la democracia fracasa o más bien dicho sigue funcionando, pero constatará finalmente que solo hay un cambio cada par de años pero no un salto cualitativo. Si la gente no se interesa por el producto que compran, no van a recibir uno bueno y esto es obvio. Si la gente acepta que se venden proyectos políticos como detergentes entonces les van a vender lindos paquetes con un contenido intercambiable.

Pero para pronosticar la evolución en cuanto se refiere a esto tampoco hace falta un estudio detallado de la situación en el mundo hispanohablante. Vamos a ver los mismos procesos que ya hemos visto y vemos en el mundo anglosajón y germano hablante. La gente se acostumbrará cada vez más a buscar más informaciones de fondo, poner en duda lo que leen, evaluar de manera justa la real importancia de una noticia etc. si para hacerlo no hace falta más que un clic.

No hay que ser tampoco ningún genio para pronosticar que habrá cantidad de periodistas que derraman toneladas de tinta diciendo que hay demasiada información, que la gente está completamente despistada, que hace falta alguien que filtre las informaciones, evidentemente los periódicos mismos, etc. etc.. (Si quiere un ejemplo vea <A href=http://www.lavanguardia.com/lacontra/20110109/54100134684/tenemos-mas-desinformacion-que-nunca-y-gratis.html>ww.lavanguardia.com</A>. Es solo un ejemplo. Es fácil encontrar centenares de artículos de este tipo. Es sorprendente como todos estos procesos se asemejan en todo el mundo.) La verdad pura y dura es esta: No necesitamos a nadie que filtre las informaciones. A lo mejor necesitamos alguien que las haga más fácilmente legibles y a lo mejor necesitamos más teoría para evaluar las informaciones. Pero no necesitamos a nadie que nos explique el mundo.

No obstante después de siglos en los cuales los medios de comunicación inundan la sociedad los cerebros han solidificado determinadas costumbres, creencias y actitudes que no se disuelven en tres días. Es todo un sistema interconectado y jerárquico de la política, de los medios de comunicación y del público que hay que derrumbar y no será ni la política ni los medios de comunicación los que lo van a modificar.

Existen modelos económicos de la democracia, el modelo de Down, que describen un influjo político asimétrico de los distintos grupos de la población por distinguirse ellos en la educación. Sin embargo este modelo no describe como los economistas pueden cambiar esta situación. Lo describe más bien como algo natural e inalterable. Down describe la situación. Pero no se trata de describir la situación. Se trata de cambiar esta situación.

El restablecimiento de la simetría no es ningún negocio rentable para los economistas. Más lucrativo es el "asesoramiento" político y otras cosas raras como estudios vacíos porque para esto se recibe muy a menudo una gran ración de la caldera de carne de fondos recaudados.

El homo economicus es una construcción bastante útil, previsto que esté en su patria, o sea en el mercado libre. Si la maximización del beneficio individual también maximiza el beneficio de la sociedad el homo economicus está perfecto. Vamos a volver a este tema en el capítulo sobre Adam Smith. Pero si el homo economicus no está en su patria sino en una burocracia se convierte en un homo burocraticus. Ambos maximizan el beneficio individual, pero en el caso de homo burocraticus este beneficio individual corre a cargo del tributario.


No se puede dudar que hoy hay un cierto despilfarro en el procesamiento de datos por parte de la demanda de informaciones. La utilidad marginal de la información que se basa en que un príncipe y una princesa (ingleses) tuvieron un hijo, escribimos el año 2013, es cero. A pesar de esto se invierte cantidad de dinero en distribuir esta información y mucha gente pasa el tiempo preguntándose como se llamará el bebe. Es un despilfarro enorme de tiempo y dinero.

La tendencia de explicar situaciones inextrañables y oscuras con el comportamiento de determinadas personas revela muchas cosas. Los que se interesan por ejemplo en la vida amorosa de personas ajenas muy a menudo no tienen una vida privada interesante, o sea se aburren. Pero sobre todo revela que la gente no tiene mucha confianza en sus propias capacidades para resolver un problema a pesar de que ellos son los únicos que pueden resolver problemas sociales. El creer que tal o cual político, rey, príncipe puede resolver un problema cambiando la posición de tal o cual palanca es una idea absurda a pesar de que muy a menudo los economistas creen en eso. Revela además que para mucha gente la vida se hizo demasiado complicada y esperan la solución a sus problemas por parte de un héroe. Si el neo-liberalismo solo hubiese querido decir que la gente espera demasiado del estado y de la política, habría tenido razón. El problema es,
vamos a volver a hablar de este tema más tarde, que hay problemas que solo la sociedad en su conjunto puede resolver.


Para abreviar: El mercado libre y la democracia solo pueden funcionar si la demanda exige realmente servicios de alto nivel y si eligen los partidos cuyo producto se puede realmente evaluar y en cuanto se refiere a esto hay espacio para un mejoramiento. Hay un par de factores que pueden promocionar la demanda o sacar la gente del sueño de la Bella Durmiente.

  1. Como ya hemos dicho varias veces, muy al contrario de lo que todo el mundo cree, los distintos países no se distinguen tanto. Muy a menudo el partido más grande es el partido de la gente que no vota en absoluto y algunos incluso de manera concienzuda. No ven diferencia alguna entre las distintas ofertas y por lo tanto tampoco ven una razón para participar en este juego. Un porcentaje de estos electores sin embargo es movilizable utilizando las posibilidades que ofrece el Internet. Un poco se distingue aquí la situación en Alemania de otros países. En Alemania ya ha habido un partido político, los piratas, cuyo programa electoral se basa sobre las posibilidades que ofrece la red (transparencia, libre acceso a material didáctico, derecho del ciudadano a exigir cualquier información de cualquier burocracia etc.). Algunos partidos utilizarán estas posibilidades y basta una, para que los otros sean obligados a hacer ofertas similares. Con la mejor oferta también crecerá la demanda.

  2. Las relaciones económicas son casi siempre muy abstractas. El impacto sobre el individuo es tan abstracto que no ve en general la relación entre una determinada decisión política y su situación individual o más bien dicho, se da cuenta de esta relación demasiado tarde. Pero cada vez más, sobre todo en tiempos de crisis, tenemos la situación en la que una decisión política concierne a la gente directamente. En este caso comienzan a interesarse del por qué de esta decisión. Es de suma importancia que la gente no percibe este impacto como algo metafísico, como procesos metafísicos tal como los describe Franz Kafka en su obra El Castillo, sino que el causante tenga un nombre, un email, un número de teléfono y que se pueda averiguar la competencia y los intereses de este causante. Cuánto más lejos están los centros de la decisión, tanto más hace falta un control directo.

  3. Considerando las distintas sociedades por un plazo de tiempo más largo se constatará que el horizonte de interés de la gente es cada vez más amplio, también porque se dan cuenta que relaciones muy abstractas, como por ejemplo la caída de fronteras, un fenómeno con gran impacto en Europa, y la libre circulación de mercancías, capital y servicios puede tener un impacto muy concreto en la vida individual. Es de constatar también, y es un fenómeno en el cuál el Internet con sus múltiples campañas a nivel internacional desempeña un papel importante, que la sensibilización por problemas globales, hambre, subdesarrollo, contaminación del medio ambiente aumenta. El turismo internacional también aumenta la sensibilidad por el hecho de que hay problemas, como por ejemplo la pobreza infantil, que no son aceptables en absoluto.

  4. La posibilidad de interesar a la gente por temas abstractos depende obviamente también de la elaboración didáctica y del medio. Si Michael Moore hace una película sobre la industria financiera global hay millones que van al cine.

  5. Por último. Las crisis en general tienen mala fama, a pesar de que tienen efectos muy positivos, previsto que se analiza de manera racional la razón de la crisis. Para que la gente comience a interesarse por temas económicos y para que el proceso democrático sea más que un echar de dados y se convierta en una elección racional y concienzuda necesitamos todavía un par de crisis más. Miguel de Unamuno se refería a algo más profundo, filosófico pero también pega en este contexto.

    El dolor es la raíz del hombre

    Para evitar una crisis necesitamos primero un par de crisis que conciernen a la gente directamente para que tengan en el futuro un interés en evitar estas crisis. Obviamente el fin de una crisis es aprender algo y evitar la próxima. Una crisis tras otra que se había podido evitar es un poco aburrida y no sirve para nada.

  6. La objeción de que históricamente las crisis solo concernían a la gente que pudo disfrutar de ellas no convence, porque todas las crisis en el pasado fueron superadas según el esquema "old economy", o sea por el trítono salvaje de la journaille, la política y los economistas. Hoy es toda la sociedad la que las analiza y las supera.

Es de suponer que a largo plazo estas tendencias llevarán a una mejor oferta de la política y a la eliminación de los partidos que no mejoran su oferta. El tiempo en el que no había diferencia alguna entre la publicidad para un detergente y un partido político se termina.

Como ya queda dicho varias veces, los distintos países se asemejan más de lo que creen y las opiniones, humores, aversiones y creencias también. Los economistas tienen muy mala fama y es muy fácil encontrar foros y artículos de menosprecio, vea por ejemplo <A href=http://www.lanacion.com.ar/1581246-para-que-sirven-los-economistas>www.lanacion.com.ar</a>. La real tragedia de esta aversión universal es el hecho de que es bastante justificada. Los economistas han sido capaces de figurar en cuando se refiere a la estima pública al nivel de los juristas, funcionarios públicos y otra gente que no se sabe muy bien para qué sirven.

Los economistas son personas que con un gran esfuerzo no resuelven ni siquiera los problemas que no existen. Tienen algo de la teología escolástica. Gente como Tomás de Aquin dio cantidad de respuestas dudosas a preguntas que nadie se hace. Tampoco se puede negar que el valor pronóstico de las teorías económicas esta muy cerca de cero, nadie lo duda. Que no ven una crisis cuando ya salta a los ojos de cualquiera. Es obvio que su peso en discursos públicos sobre cuestiones económicas es cada vez menor.


Sin embargo este menosprecio también tiene aspectos curiosos. La gente suele argumentar con exactamente los mismos argumentos que los economistas no importa si se está discutiendo sobre una huelga, la cuenta corriente positiva / negativa, el desempleo, burbujas inmobiliarias etc. etc.. Si hay paro algunos quieren subir los sueldos para que haya más demanda y las empresas inviertan y los otros quieren bajar el sueldo, para que los productos sean más baratos y la gente los compre. Si hay inflación, algunos dicen que esto se debe a una política monetaria blanda de los bancos centrales y otros dicen que es por el hecho de que la moneda nacional había perdido su valor y las importaciones son más caras. Si la cuenta corriente es negativa, hay algunos que dicen que los sueldos tienen que bajar reduciendo de esta manera la importación y aumentando la exportación y los otros dicen que hay que bajar el tipo de interés para devaluar de esta manera la moneda nacional. Los economistas "profesionales" y el público producen el mismo puré que ya se conoce desde hace 100 años.

El criticar la corporación de los economistas sería más convincente si no adoptasen sus argumentos. De momento la discusión se asemeja, al menos en cuanto a la discusión pública se refiere, a un perro que da vueltas alrededor de sí mismos tratando de atrapar su rabo.

Los economistas argumentan de forma un poco más sofisticada, por lo menos de vez en cuando, pero debido al hecho de que no han aprendido jamás a formular con agudeza no logran enriquecer la discusión pública y es esta discusión, no el asesoramiento del mundo político, lo que es decisivo en una democracia.


La capacidad más importante que tiene un economista, al menos si trabaja como tal, es la capacidad de formular sus ideas con agudeza, con claridad y de la manera más comprensible que sea posible pero esto no forma ni siquiera parte de su estudio. Es algo que no se enseña, algo de lo que ni siquiera se habla.

Un informático suministra un producto hecho y no tiene importancia alguna si el consumidor entiende o no como funciona y si el consumidor tiene que hacer un gran esfuerzo para comprender como funciona, es un producto malo y no lo compra. Pero el producto del economista es el crecimiento del saber público y por lo tanto es de una importancia crucial que los economistas sean capaces de decir lo que quieren decir y lo más importante es ser entendido.

Sería de hecho mucho más útil una presentación con mayor contraste, viva y aguda de las distintas teorías. Sin perorata y llegando al núcleo. Lo que queremos decir con esto lo vamos a ver ciertamente, por lo menos así lo espera el autor, cuando realmente hablemos de las distintas teorías económicas.

La aplicación de una teoría a un problema determinado se puede tranquilamente dejar a la cuenta de la gente. Esta manera de proceder también es menos costosa, porque si no cualquier problema engendra un sin fin de artículos largos sin que se aprenda algo nuevo. Para dar un ejemplo: Las burbujas inmobiliarias se repiten cada par de años, en Japón, en los Estados Unidos, en España y actualmente, escribimos todavía el año 2013, en Alemania. La razón es siempre la misma. Hay demasiada liquidez en el mercado y todo el mundo, sobre todo los recaudares de fondos, son persuadidos a que se puede aparcar dinero en este sector. Es un problema sobre el cual vamos a hablar con más detención al presentar la teoría keynesiana. Más vale comprender UNA vez el mecanismo y evitar este tipo de problemas en el futuro que escribiendo cada cinco años millones de artículos sobre el fenómeno porque continúa repitiéndose. Los periódicos viven de la vida cotidiana y la vida cotidiana es el eterno retorno de lo igual. Pero la descripción de la vida cotidiana no aporta nada a la comprensión. cada día amanece el sol para caerse de noche. Claro que se podría escribir diariamente un artículo sobre este fenómeno importante e interesante, pero esto no explicaría el por qué y las causas de este fenómeno. Más importante que el fenómeno mismo son las causas que ocasionan este fenómeno. Estas deberían estar en el centro del debate y no en el eterno retorno de lo igual.

Revelador en este contexto es también el uso de la palabra capitalismo. Un fenómeno curioso que se puede oír y ver en Bolivia, España, Alemania, Inglaterra, Venezuela y en México. El capitalismo, para aclarar esto de una vez, se refiere a un sistema en el cual la acumulación del capital se efectúa con la seguridad de una ley natural y lleva con esta misma seguridad a un estado final. El error de esta teoría, que comparte dicho sea de paso con la teoría neoclásica, es la idea de que se pueden "acumular" valores, en este contexto sería el resultado del trabajo. La verdad es que a nivel macro-económico no se puede ni ahorrar ni acumular, que es en el fondo lo mismo. Si hace falta dinero para realizar una buena y rentable idea se puede simplemente imprimir este dinero. Vamos a discutir sobre este error muy a menudo pero esto no es lo que nos interesa de momento. Lo que nos interesa es el hecho de que ambas bandas, la banda de los neo-clásicos modernos y los neo-liberales utilizan esta noción al igual que la banda de gente del campo socialista en todas sus versiones. El "capital" no caracteriza los sistemas económicos que tenemos hoy en el mundo del occidente. El "bicho" se llama mercado libre y lo caracteriza el hecho de que en este sistema el procesamiento de las informaciones necesarias es más eficaz que en una economía planificada porque los precios ya contienen toda la información necesaria. Hablaremos de esto otra vez en los capítulos que vienen.

La crisis financiera, la crisis del euro, la crisis del endeudamiento de los estados, la crisis de los bancos etc., se deben en gran parte al hecho de que hay demasiada liquidez en el mercado. Este fenómeno llevó a un renacimiento de ideas marxistas porque alguna gente interpretó está abundancia de liquidez que no se puede utilizar de manera útil y que da vueltas en las bolsas o se pierde en burbujas inmobiliarias como un fenómeno característico del "capitalismo". La verdad es un poco más compleja. La crisis se debe a que los recaudadores de fondos prefieren la liquidez, o sea la posibilidad de retirar dinero invertido en algo por encima de la rentabilidad de una inversión real que es irreversible. Característico para economías de mercado libre es la inseguridad y la preferencia por la liquidez. Para simplificar: Los neo-clásicos cometen los mismos errores que los marxistas. Ambos están obsesionados por el "ahorro" o la "acumulación". La verdad pura y dura es esta: El ahorro y la acumulación importa un carajo pero lo que sí importa, para no decir que es el factor crucial de cualquier economía, es el potencial innovador de una economía y el potencial innovador de una economía depende del sistema educativo y la capacidad de transformar resultados de la investigación y desarrollo en productos concretos. Y esto se podría mejorar con una cooperación internacional más estrecha. Vamos a volver a hablar de este asunto, vea también tipo de interés.

Sin embargo no hay que caer en la trampa y creer que entes estatales van a promocionar esta cooperación o a creer que la investigación científica pagada por el tributario se convertirá automáticamente en productos. Las burocracias tienen sus propios intereses. Van a tratar de expandir sus actividades si el tributario les paga por ello, pero se van a negar a cualquier intento de medir la eficacia. El lector se preguntará como el autor sabe esto. Pues lo sabe porque ha analizado la situación en Alemania, o sea la eficacia de los entes científicos subvencionados por el estado. Y ahora el lector se preguntará como puede sacar una conclusión general que se refiere a todo el mundo solo por haber estudiado la situación en un país. Lo puede, porque es un fallo sistemático. Cualquier sistema que no esté bajo control va a la deriva lo que es la gracia del mercado libre. No hay ningún control más eficaz que el control del mercado y no hay ningún sistema más transparente y ninguno que quiebre de manera tan eficaz cualquier otro tipo de poder.

Pero si se etiqueta al sistema económico del mundo occidental de capitalista, lo que hacen tanto los amigos como los enemigos de este sistema, esto es lo curioso del asunto, se elimina por completo el núcleo de la idea poniendo un énfasis sobre un aspecto, el capital, que no tiene de hecho ninguna importancia. El autor diría que esto es incluso revelador. Ambos sistemas, el sistema neo-clásico y el marxismo ven la economía como un aparato. En el caso del sistema neo-clásico hay leyes casi naturales que hacen que la economía de vueltas eternamente alrededor de equilibrios y en el caso del marxismo hay leyes, igualmente estables que las leyes del sistema neo-clásico que llevan la economía a un estado final con la misma seguridad que el agua corre por abajo. En ambos sistemas no existen individuos. Pero los individuos son los actores del mercado libre. Se puede decir, muy al contrario de lo que todo el mundo cree, que los neo-clásicos son todos unos marxistas obstinados. Las conflictos entre la Unión Soviética y los Estados Unidos durante la guerra fría son tan inexplicables como las diferencias entre el papa Benedikt XVI y el Ayatollah Chomenei. Los locos de la tierra en el fondo deberían llevarse bien entre ellos.

La gran ventaja del mercado libre es el hecho de que en este sistema sobran economistas. Los precios contienen todas las informaciones que los empresarios y los consumidores necesitan, sin que haga falta grandes estudios. Si el precio del pan sube, pueden por ejemplo cocinar el pan ellos mismos. Si la subida del precio se debe a que la cosecha de trigo fue mala en Polonia o debido al hecho de que subió el precio de la gasolina y por lo tanto los gastos de transporte, que más y más trigo se usa para convertirlo en combustible o al hecho que países como China compran más harina que antes no se sabe y tampoco se necesita saberlo para reaccionar a esta subida de los precios y cultivar, por ejemplo, más trigo.

Esta transparencia del mercado libre es un valor por sí mismo que mucha gente no aprecia como es debido. En la Unión Europea por ejemplo conocemos en este momento cantidad de crisis, la burbuja inmobiliaria en países como los Estados Unidos y España (que de hecho no eran fenómenos nuevos, es algo que ya se ha visto muy a menudo en distintos países), el endeudamiento de algunos Estados (obviamente tampoco algo muy nuevo), la crisis de los bancos etc. etc.. Todas estas crisis llevaron a la intervención de los estados, tanto en los Estados Unidos como en Europa. El problema es que necesitarían cinco años para estudiar los efectos de estas intervenciones y como nadie sabe realmente como funciona, todos tienen la impresión de que se les había engañado. La causa de todas estas crisis es relativamente simple. Los recaudadores de fondos, sobre todo bancos y seguros, tienen demasiada liquidez, o sea dinero. Para esta liquidez buscan una forma de invertirla que sea segura. Segura es, cuando la inversión es reversible, o sea cuando se le puede convertir en cualquier momento nuevamente en dinero o cuando la inversión es segura por otras razones. Convertible en cualquier momento son todas las inversiones en la bolsa, o sea en títulos que se cotizan en la bolsa. Estos se pueden comprar un día y venderlos el día siguiente. La situación es similar con otros efectos como los mortages backed securities que se negociaron en el sector bancario. Esto llevó a una situación en la que muchos bancos compraron empréstitos estatales creyendo que era seguros y líquidos. Con las inmobiliarias pasa algo similar, aunque parezca algo completamente distinto. Una casa u otros tipos de inmobiliarias se pueden hipotecar, por lo menos esto se creía, y por lo tanto retirar el dinero en cualquier momento. Esta es la razón por lo cual el punto de partida de la mayoría de las crisis siempre son las burbujas en la bolsa, en el sector inmobiliario o en el mercado del oro. El problema de base es por lo tanto este: los recaudadores de fondos no invierten en cosas reales pese a que si funcionan y son rentables porque solo quieren hacerlo con cosas que sean fáciles de liquidar casi como el dinero mismo. Para simplificar, encontrar inversiones reales sobrepasa el nivel intelectual de esta gente, pero no se puede decir que la crisis actual Grecia, para tomar un ejemplo, tiene la culpa. El que presta dinero sabiendo de antemano que el deudor no podrá nunca liquidar el préstamo esta tan borracho como el que que solicita que se le preste el dinero. Mejor dicho: El que le presta dinero no tenía alternativa. Si se dejase ir a la quiebra a estos recaudadores de fondos borrachos se sabría quien trabajó bien y quien trabajó mal. Tendríamos entonces en la puerta de cantidad de bancos por ejemplo alemanes un letrero vistoso que dice CERRADO y todo el mundo sabría lo que ha andado mal. Si ahora los gobiernos intervienen se pierde esta transparencia. El gobierno alemán da por ejemplo dinero a Grecia para que Grecia pueda pagar las deudas que tiene con los bancos alemanes y da dinero al estado español para que el estado español de dinero a los bancos españoles para que ellos paguen sus deudas que tienen con los bancos en Francia etc. etc.. Esta transparencia lleva a cualquier cantidad de malentendidos. Los alemanes creen que se paga con su dinero las deudas de los grecos lo que a primera vista es cierto, pero de hecho se paga por la estupidez de los recaudadores de fondo que no sabían como invertir su liquidez en algo sensato. La parte central y esencial de una economía de mercado libre se pierde completamente. Dejar ir en quiebra a los recaudadores de fondos habría sido a lo mejor un proceso muy doloroso, pero se habría conocido la verdad. Con la salvación generalizada no se sabe qué banco está conectado con qué otro y cuantos papeles nocivos todavía tiene en el sótano y sobre todo los recaudadores de fondos no tienen ningún motivo de cambiar su comportamiento. Todo sigue igual hasta la próxima crisis.

La discusión pública es bastante divertida. Se espera del estado en abstracto o de determinadas personas en concreto la solución de todos los problemas. Este y estos de su parte van a reajustar un par de palancas guiados por modelos macro-económicos solo vagamente comprendidos y puestos en práctica por juristas, que las convierten en leyes, que no las comprenden en absoluto. Estos modelos astronómicos son declarados unas estupideces totales y solo sirven para apoyar su propia opinión. Si el resultado es una catástrofe se echa la culpa a los economistas a los cuales nunca alguien les había preguntado algo.

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Anotaciones:

ES        DE

 

La escasa demanda. No es solo un problema económico.

La discusión pública está centrada en personas y
no en las causas de un problema determinado

La relación que tiene el público con la economía es
caracterizada por una ambigüedad. La gente que
le niega cualquier importancia son los más propensos
a caer en la trampa de ideas económicas generalmente tan aceptadas
como erróneas y que no son nada más que ideas de una cierta corriente
de economistas.


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